domingo, 27 de marzo de 2011

NECESITAMOS UN PASO MÁS...

Si hay algo que me molesta es que cada vez que conocemos algo nuevo, cada vez que descubrimos una injusticia, busquemos un culpable a quien señalar, una persona con la que liberarnos de nuestra responsabilidad.

Durante el último mes he escuchado un sin fin de quejas, lamentos, indignaciones, preocupaciones, etc. por lo que está pasando en el mundo, por lo que sucede a nuestro alrededor. Pero, tras soltar dos o tres frases rimbonbantes y de cabreo todo vuelve a la normalidad, al fin y al cabo ¿qué puedo hacer yo?, yo no tengo la culpa, es que nadie hace nada...

Si hay algo en lo que nos forma perfectamente nuestro debatido sistema educativo es en mirar para otro lado. La secuencia de aprendizaje es sencilla de aprender y más aún resulta tan simple que no necesita de una asignatura dedicada a su desarrollo, se trata de un contenido transversal, insertado en el currículum oculto de todas y cada una de las materias que inundan nuestros compartimentados conocimientos, pero, quizás lo más importante para su transmisión es su extensión en el tiempo, su inclusión en todos los escalones del sistema educativo.

La indiferencia la aprenden las nuevas maestras y maestros, la transmite el profesorado universitario y la sufren las y los escolares de primaria y secundaria que aunque entran en la institución con grandes dosis de creatividad, insumisión e inconformidad, aprenden nada más pasar por su primer año que una actitud comprometida sirve, sobre todo, para crearse problemas a sí mismo y para que aquellas personas que agachan, sumisas, su cabeza sigan adelante con la benevolencia de quienes creen que detectar fallos y proponer soluciones en contraposición a lo que conocemos no es más que pura utopía sin ninguna finalidad.

Por eso no deja de extrañarme que hoy en día haya quien se ponga las manos en la cabeza cuando descubre la simpleza con la que una universitaria o universitario acude a clase para tomar los apuntes pertinentes, participar en clase (casi siempre recogiendo la opinión que en su análisis del profesorado a detectado que es la más aceptada entre el resto), volcar lo memorizado en un exámen estándar y volver a casa para olvidarse de lo vivido y pasar a "disfrutar de la vida". Después de todo, el "carpe diem" que nos venden y vivimos parace la única razón por la que aún seguimos aquí.

El discurso de esta entrada parece haber llegado a su máxima expresión de pesimismo, pero no es una de mis características sumirme en la negatividad más allá que unas horas o un día de vez en cuando, y tan solo para recobrar fuerzas para seguir soñando. Por fortuna para todas aquellas personas que seguimos pensando que las cosas pueden cambiar nos topamos día a día con compañeras y compañeros que levantan el ánimo y que proponen algo nuevo y transformador en una atmósfera de pesimismo y conformismo.

He tenido la suerte de toparme con personas muy activas en mis años de Universidad, algunas metidas (hasta el fondo) en labores de representación estudiantil, otras que actúan en asociaciones y actividades de apoyo a personas con dificultades sociales, y otras que a través de sus clases intentan transmitir a las y los estudiantes la necesidad de actuar, de dejar de lamentarse y ponerse manos a la obra.

No somos unas cuantas personas, al contrario de lo que pensamos más de un día, son muchas quienes cada día se levantan de la cama pensando en cual será su siguiente paso para mejorar lo que le rodea, son muchos quienes se contagian de cada una de las acciones que llevamos a cabo de forma individual.

Por más que creamos que no hacemos nada, la mínima acción que realicemos tiene, y de eso tenemos que convencernos, una influencia, por pequeña que sea, en quienes nos rodean. El simple hecho de buscar medios de información alternativos, de cuestionarnos cada noticia, de preguntarnos por cada suceso desde una postura crítica, de transmitir lo que descubrimos, lo que no se ve... cada uno de nuestros movimientos es un paso más hacia el cambio y no podemos dejar que nadie nos convenza de lo contrario.