martes, 26 de octubre de 2010

Y ahora ¿qué?...

Antes de nada me gustaria que quienes lean este post dsculpen la extensión del mismo, pero de alguna forma aquellos pensamientos que pudieron llevarse a cabo y espero se realicen debía expresarlos sin disminuir su significado.

Tengo la sensación de que en las organizaciones en las que últimamente he estado involucrado hay discursos que no funcionan, discursos y formas de actuación que quizás vienen importados de las actuaciones que observamos comunmente en nuestros Estados o en las propias instituciones a las que pertenecemos.

Hemos, y me incluyo porque debí advertilo con mayor antelación, funcionado bajo el paradigma de una democracia representativa emanada de supuestos neoliberales y que basa su rendición de cuentas en los procesos electorales obtenidos y por obtener.

Se ha pasado por alto la importancia de la información y de la de una evaluación interna y externa que nos ayude a mejorar sobre la marcha. Una forma de democracia opuesta a la participación activa e informada. Pero estas dos formas de entender la democracia no solo no están enfrentadas sino que pueden complementarse, existiendo, a mi parecer, diversos puntos que deben ser tenidos en cuenta la hora de actuar por parte de las organizaciones y asociaciones estudiantiles:

* La participación en la toma de decisiones no está reñida con la representación, de hecho en una democracia participativa también se funciona, cuando las circunstancias lo requieren por medio de delegaciones y representantes. La diferencia radica en que esta representación se articula desde los deseos de las personas informadas en todo momento de aquello que se está llevando a acabo y capaces por lo tanto de tomar parte de forma consciente e informada en dichas decisiones.

* No puede existir una democracia participativa si nuestras propias asociaciones no se rigen estrictamente por procesos democraticos internos.

* Esto, además, hace necesario que la participación a escalas más amplias esté entroncada y en constante conexión con asociaciones y organizaciones democráticas a niveles más locales, con el objeto de que la participación de cualquier persona en cualquiera de los niveles sea posible.

* No podemos aspirar a la democracia de una organización estudiantil si la financiación por parte de distintas instituciones se transforma en la sumisión a objetivos antidemocráticos.

* Los partidos políticos y las organizaciones estudiantiles debieran ser autónomos. Una organización de estudiantes no puede ser la extremidad del tronco de un partido político, sea cual sea, porque como bien dice Boaventura da Souza “no tendríamos democracia participativa, sino una farsa”. Esta autonomía no exime de cierta complementariedad, necesari y deseable siempre y cuando los partidos representen una mínima credibilidad en sus proposiciones.

* Optar por una democracia participativa implica variedad de los conocimientos; apertura a la crítica interna, de suma importancia si se pretende mejorar el funcionamiento; asunción de visones dispares; y confrontación de ideas en un diálogo significativo.

Hemos puesto todo nuestro esfuerzo en construir a traves de la voluntad de las personas o de la estructura de las organizaciones y nos hemos olvidado de lo que podría ser el ingrediente fundamental: la red de información que construimos.

Nuestras capacidades de acción y colaboración disminuyen cuando descuidamos los procesos de información interior y exteriormente. En plena era de las nuevas TIC nos hemos olvidado por completo de la importancia que tiene comunicar nuestra ideas, nuestras decisiones, de como acciones como estas añaden transparencia y valor a lo que hacemos.

Saber hacia sonde caminamos y por donde hacerlo o de que forma queremos hacerlo es una de las tareas fundamentales de toda organización, construir un proyecto de trabajo es, por tanto, vital si se quierellegar a caminar y este es sin duda un ejercicio de liderazgo compartido.

Como señala Kreps en una de sus investigaciones(citado por Eduardo Terrén en su articulo Micropolitica y capital social:flujos de conocimiento y redes de comunicación en la organización escolar) “la comunicación es la herramienta fundamental en el ejercicio del liderazgo, en la consecución de un clima de cooperación en torno a un objetivo, en la elaboración y difusión de una imagen de la organización y en el trasvase fluido de la información tanto de dentro afuera como en el interior mismo de la organización”.

Resumiendo, si la comunicación falla el proyecto deja de funcionar o jamás termina de construirse.

Hemos limitado la información, terminando por corromper y desarticular una organización y lo que es peor un proyecto. Hemos doblado las rodillas en la primera cuesta y aún pensamos que hemos subido el Everest. No hay motivos para pensar que lo que comenzó como un reto ha terminado como una farsa, pero sí para pensar que es necesario un cambio de actitud, de mentalidad, de métodos de trabajo y sobre todo, un cambio en la gestión de la información.

Un cambo que a mi parecer solo puedo esperar de dos de las organizaciones en las que, de alguna manera, aún sigo involucrado. No porque lo hayan llevado a cabo, sino porque demuestran manejar la información que surge en su interior de forma más transparente. Transformando las redes de información en, como las denomina Eduardo Terrén, “redes de confianza” que generan colaboración.

La participación estudiantil debe comenzar a construir conocimientos sobre sí misma y sobre el entorno, sobre la institución en la que representa y sobre la sociedad en la que participa. Conocimientos que deben guiarnos a ser capaces de defender nuestros derechos con argumentos sólidos y críticos con aquello que queremos cambiar en nuestras universidades y en nuestra sociedad.

Todo las ideas de este post se deben a la experiencia vivida en los ultimos años y las lecturas de las ultimas semanas de Henry Giroux, Michael Apple, Eduardo Terrén, Paulo Freire, Rafael Feito, Peter Maclaren y sobre todo a la intervencion de Boaventura de Sousa Santos en el foro social mundial.

sábado, 16 de octubre de 2010

Participación estudiantil: momentos para un cambio

Llevo casi dos años involucrado de diferentes formas en la participación estudiantil y sobre todo en la representación en órganos de Gobierno de la universidad. En este tiempo he tenido tiempo de ver muchas reuniones, consejos de departamentos, juntas de centro… En todas ellas se mezclaba el interés porque el sector estudiantil estuviera representado con la incapacidad, o las pocas ganas de querer realmente mejorar y potenciar esa representación para hacerla independiente, crítica, creativa y comprometida.

Las actitudes y respuestas automáticas que prosiguen a la intervención de cualquier representante en un órgano colegiado, merecerían, en la inmensa mayoría de ocasiones ser comentadas, pero mi intención en este post no es dar a conocer las situaciones que se pueden llegar a producir en estas reuniones, para ello insto a cualquiera que tenga interés en conocerla a que asista a alguna de ellas. En cualquier caso y resumiendo un poco la filosofía de casi todas, la intención de hablar sobre temas que verdaderamente importan al alumnado es simplemente una declaración de intenciones de cada campaña electoral, la realidad se mueve entre las peleas departamentales por más espacios para el profesorado, la carga de créditos de cada profesora o profesor y las críticas improductivas y a veces sin aporte de mejora al equipo en ese momento esté gestionando la institución, por supuesto, por parte del grupo contrario (evidentemente existen, afortunadamente, intervenciones que tratan de mejorar, cambiar y criticar con aportaciones muy interesantes); si un estudiante espera que se hable sobre algún tema que de verdad le afecte o le interese, que vaya preparándose un buen discurso y pierda el miedo a levantar la mano para pedir el turno de palabra, esto podría resultar lógico pero, entonces ¿por qué tantas vueltas en las clases para explicarnos que la educación debe girar en torno al alumnado?.

Tengo que reconocer que en dos años he perdido y ganado mucho colaborando y participando en la representación estudiantil:

Perdí tiempo para dedicar a mis asignaturas, quizás sin haber participado, tendría terminada a estas alturas la carrera, mi nota media no sería la actual (un 8 aproximadamente), y sobre todo no tendría que haber realizado tantos exámenes en septiembre, para demostrar que asistir a clase es productivo cuando no solo se leen diapositivas y se toman apuntes como si siguiéramos en esa educación bancaria de la que hablaba Freire, sino que comienza a ser realmente un aprendizaje significativo cuando se construyen conocimientos de forma conjunta, se debaten los contenidos de la asignatura y se analiza la realidad en la que nos encontramos o nos encontraremos envueltos en el ejercicio de nuestra profesión.

Por otro lado, si no hubiese entrado a formar parte de esta participación estudiantil, nunca hubiese conocido a tantas personas que han contribuido a cambiar y mejorar mi forma de analizar la realidad; jamás hubiera tenido la oportunidad de darme cuenta de que nuestros programas, nuestras normativas, nuestros espacios, se deciden y se aprueban en órganos que cuentan con representación estudiantil, que tenemos la posibilidad y el deber de participar y contribuir a que todo eso mejore, no solo para nosotros, sino para el resto de estudiantes y para el conjunto de la comunidad universitaria; de mejorar mi capacidad crítica y constructiva; de colaborar con personas con ideas diferentes pero con las mismas ganas de mejorar la situación; de crear de forma autónoma y con trabajo en grupo proyectos que llegan a realizarse… Me siento incapaz de mirar atrás e imaginar estos últimos dos años sin el aporte social, anímico, académico y sobre todo sin el aprendizaje alcanzado con y entre mi propio grupo de pares.

Hace unas días dejaba el cargo que tenía en la Delegación de Estudiantes de mi Facultad, lo dejaba con sentimientos opuestos, la tristeza por abandonar voluntariamente algo que me ha aportado tanto y la alegría de saber que el equipo que ha trabajado allí ha sabido ir abandonando algo que corresponde continuar a quienes entran con ganas y energías para continuar aportando la crítica constructiva, la participación activa, la ilusión por nuevos proyectos y la información transparente al movimiento estudiantil y al gobierno de la Universidad.

Por mi parte continuaré colaborando en todo lo que necesiten y seguiré representando en aquellos cargos para los que fui elegido.

A pesar de que como dice un compañero de proyectos y amigo corren tiempos de marionetas, títeres y escuderos políticos en la representación estudiantil, aunque las dudas ante lo que se avecina y depara el nuevo EEES a los movimientos estudiantiles son grandes. Mis principios y mis ideas me impiden dejar de pelear por una democracia escolar y universitaria que es posible, exenta de vicios, construida con la acción personal y colaborativa de quienes creen en ella, y basada en políticas sociales integradoras, críticas, constructivas.

No voy a sentarme a ver cómo pasa el tiempo, esperanzado en que las cosas que no me gustan cambien solas, manteniendo ese pensamiento determinista que tanto denunció Freire, el cual por el contrario defendía que aún estando condicionados por nuestro mundo tenemos el derecho y deber de cambiar el mundo. No vivo en la utopía de soñar que todo puede cambiar, como seguramente pensará más de una persona que esté leyendo esto, más bien crezco en la acción utópica de saber que mis decisiones y mis acciones pueden y deben estar guiadas a la mejora de la sociedad y del proceso de construcción de mi persona en el que siempre me encuentro inmerso. Como decía Freinet “No podéis preparar a vuestros alumnos para que construyan mañana el mundo de sus sueños, si vosotros ya no creéis en esos sueños”.

Con este post solo quería darle las gracias a aquellas personas con las que me he encontrado este año y que han alimentado mis ganas de seguir construyendo ideas y proyectos: A María Mercedes, porque es una de las personas más involucradas y comprometidas que he conocido ¡qué suerte tuvo la delegación!; a Mariam, porque su apoyo fue fundamental para que la Delegación siguiera adelante; a Judith, por soportar esos días interminables, por aportarme esa crítica sincera y pararme los pies cuando me salgo del tiesto; a Tere por sus ideas que inspiran más de un proyecto; a Sandra siempre dispuesta a echar una mano; a los grupos que tocaron en aquel concierto de la facultad, por su voluntad gratuita; A Juanma, por ser transmisor de una gran cantidad de ideas creativas y por alimentar mi espíritu crítico. A quienes se quedan trabajando en la delegación con las mismas ganas con las que empezamos nosotros: Rosa, por estar dispuesta en cada momento a ayudar en lo que hiciera falta; José Antonio, porque desde el principio ha mostrado ese interés por mejorar la participación y construir nuevos espacios de debate; a Conchi, porque no conozco a nadie tan crítica e inquieta en defender los derechos de sus compañeras y compañeros; a Alfonso por defender que quienes representamos también tenemos derechos; a tantas y tantos otros que pueden hacer posible que la representación estudiantil deje de ser el brazo político de distintos sectores para convertirse en un movimiento realmente independiente, capaz de pensar, construir y opinar sin ser portavoces de las ideas de otros grupos.

Imagino que cuando vuelva de mi viaje de estudios a Irlanda seguiré pensando nuevos proyectos, aunque no seguiré tan involucrado como hasta ahora, o sí, en toda esta representación estudiantil. Mientras tanto espero desconectar algo más de lo que lo hago aquí y poder disfrutar de Dublín, sobre todo de las ideas que me ofrezca para trasladarlas aquí, al fin y al cabo ¿qué sería ya de mi sin la participación activa en la Universidad y en la sociedad?