sábado, 16 de octubre de 2010

Participación estudiantil: momentos para un cambio

Llevo casi dos años involucrado de diferentes formas en la participación estudiantil y sobre todo en la representación en órganos de Gobierno de la universidad. En este tiempo he tenido tiempo de ver muchas reuniones, consejos de departamentos, juntas de centro… En todas ellas se mezclaba el interés porque el sector estudiantil estuviera representado con la incapacidad, o las pocas ganas de querer realmente mejorar y potenciar esa representación para hacerla independiente, crítica, creativa y comprometida.

Las actitudes y respuestas automáticas que prosiguen a la intervención de cualquier representante en un órgano colegiado, merecerían, en la inmensa mayoría de ocasiones ser comentadas, pero mi intención en este post no es dar a conocer las situaciones que se pueden llegar a producir en estas reuniones, para ello insto a cualquiera que tenga interés en conocerla a que asista a alguna de ellas. En cualquier caso y resumiendo un poco la filosofía de casi todas, la intención de hablar sobre temas que verdaderamente importan al alumnado es simplemente una declaración de intenciones de cada campaña electoral, la realidad se mueve entre las peleas departamentales por más espacios para el profesorado, la carga de créditos de cada profesora o profesor y las críticas improductivas y a veces sin aporte de mejora al equipo en ese momento esté gestionando la institución, por supuesto, por parte del grupo contrario (evidentemente existen, afortunadamente, intervenciones que tratan de mejorar, cambiar y criticar con aportaciones muy interesantes); si un estudiante espera que se hable sobre algún tema que de verdad le afecte o le interese, que vaya preparándose un buen discurso y pierda el miedo a levantar la mano para pedir el turno de palabra, esto podría resultar lógico pero, entonces ¿por qué tantas vueltas en las clases para explicarnos que la educación debe girar en torno al alumnado?.

Tengo que reconocer que en dos años he perdido y ganado mucho colaborando y participando en la representación estudiantil:

Perdí tiempo para dedicar a mis asignaturas, quizás sin haber participado, tendría terminada a estas alturas la carrera, mi nota media no sería la actual (un 8 aproximadamente), y sobre todo no tendría que haber realizado tantos exámenes en septiembre, para demostrar que asistir a clase es productivo cuando no solo se leen diapositivas y se toman apuntes como si siguiéramos en esa educación bancaria de la que hablaba Freire, sino que comienza a ser realmente un aprendizaje significativo cuando se construyen conocimientos de forma conjunta, se debaten los contenidos de la asignatura y se analiza la realidad en la que nos encontramos o nos encontraremos envueltos en el ejercicio de nuestra profesión.

Por otro lado, si no hubiese entrado a formar parte de esta participación estudiantil, nunca hubiese conocido a tantas personas que han contribuido a cambiar y mejorar mi forma de analizar la realidad; jamás hubiera tenido la oportunidad de darme cuenta de que nuestros programas, nuestras normativas, nuestros espacios, se deciden y se aprueban en órganos que cuentan con representación estudiantil, que tenemos la posibilidad y el deber de participar y contribuir a que todo eso mejore, no solo para nosotros, sino para el resto de estudiantes y para el conjunto de la comunidad universitaria; de mejorar mi capacidad crítica y constructiva; de colaborar con personas con ideas diferentes pero con las mismas ganas de mejorar la situación; de crear de forma autónoma y con trabajo en grupo proyectos que llegan a realizarse… Me siento incapaz de mirar atrás e imaginar estos últimos dos años sin el aporte social, anímico, académico y sobre todo sin el aprendizaje alcanzado con y entre mi propio grupo de pares.

Hace unas días dejaba el cargo que tenía en la Delegación de Estudiantes de mi Facultad, lo dejaba con sentimientos opuestos, la tristeza por abandonar voluntariamente algo que me ha aportado tanto y la alegría de saber que el equipo que ha trabajado allí ha sabido ir abandonando algo que corresponde continuar a quienes entran con ganas y energías para continuar aportando la crítica constructiva, la participación activa, la ilusión por nuevos proyectos y la información transparente al movimiento estudiantil y al gobierno de la Universidad.

Por mi parte continuaré colaborando en todo lo que necesiten y seguiré representando en aquellos cargos para los que fui elegido.

A pesar de que como dice un compañero de proyectos y amigo corren tiempos de marionetas, títeres y escuderos políticos en la representación estudiantil, aunque las dudas ante lo que se avecina y depara el nuevo EEES a los movimientos estudiantiles son grandes. Mis principios y mis ideas me impiden dejar de pelear por una democracia escolar y universitaria que es posible, exenta de vicios, construida con la acción personal y colaborativa de quienes creen en ella, y basada en políticas sociales integradoras, críticas, constructivas.

No voy a sentarme a ver cómo pasa el tiempo, esperanzado en que las cosas que no me gustan cambien solas, manteniendo ese pensamiento determinista que tanto denunció Freire, el cual por el contrario defendía que aún estando condicionados por nuestro mundo tenemos el derecho y deber de cambiar el mundo. No vivo en la utopía de soñar que todo puede cambiar, como seguramente pensará más de una persona que esté leyendo esto, más bien crezco en la acción utópica de saber que mis decisiones y mis acciones pueden y deben estar guiadas a la mejora de la sociedad y del proceso de construcción de mi persona en el que siempre me encuentro inmerso. Como decía Freinet “No podéis preparar a vuestros alumnos para que construyan mañana el mundo de sus sueños, si vosotros ya no creéis en esos sueños”.

Con este post solo quería darle las gracias a aquellas personas con las que me he encontrado este año y que han alimentado mis ganas de seguir construyendo ideas y proyectos: A María Mercedes, porque es una de las personas más involucradas y comprometidas que he conocido ¡qué suerte tuvo la delegación!; a Mariam, porque su apoyo fue fundamental para que la Delegación siguiera adelante; a Judith, por soportar esos días interminables, por aportarme esa crítica sincera y pararme los pies cuando me salgo del tiesto; a Tere por sus ideas que inspiran más de un proyecto; a Sandra siempre dispuesta a echar una mano; a los grupos que tocaron en aquel concierto de la facultad, por su voluntad gratuita; A Juanma, por ser transmisor de una gran cantidad de ideas creativas y por alimentar mi espíritu crítico. A quienes se quedan trabajando en la delegación con las mismas ganas con las que empezamos nosotros: Rosa, por estar dispuesta en cada momento a ayudar en lo que hiciera falta; José Antonio, porque desde el principio ha mostrado ese interés por mejorar la participación y construir nuevos espacios de debate; a Conchi, porque no conozco a nadie tan crítica e inquieta en defender los derechos de sus compañeras y compañeros; a Alfonso por defender que quienes representamos también tenemos derechos; a tantas y tantos otros que pueden hacer posible que la representación estudiantil deje de ser el brazo político de distintos sectores para convertirse en un movimiento realmente independiente, capaz de pensar, construir y opinar sin ser portavoces de las ideas de otros grupos.

Imagino que cuando vuelva de mi viaje de estudios a Irlanda seguiré pensando nuevos proyectos, aunque no seguiré tan involucrado como hasta ahora, o sí, en toda esta representación estudiantil. Mientras tanto espero desconectar algo más de lo que lo hago aquí y poder disfrutar de Dublín, sobre todo de las ideas que me ofrezca para trasladarlas aquí, al fin y al cabo ¿qué sería ya de mi sin la participación activa en la Universidad y en la sociedad?

1 comentario:

  1. Gracias a ti por todo el trabajo que has hecho desinteresadamente por los demás.

    Un abrazo, y buen viaje. Te esperaremos a la vuelta.

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